08 Ene Sóller, auténtica y pura tradición mallorquina.
Una isla en la isla de Mallorca
Sóller, viajar por la historia al valle de los naranjos.
Sóller emerge en pleno corazón de la Sierra de Tramuntana, al noroeste de la isla de Mallorca. Enclavada en un frondoso valle colmado de olivares y huertos de naranjos. Su privilegiada situación orientada hacia el mar hace que, junto a su puerto natural, sea uno de los lugares más bellos del archipiélago; donde el aire huele a tranquilidad y donde la montaña se abalanza sobre el mar. Sóller es el ejemplo de la Mallorca más auténtica.
Su nombre de origen árabe procede del topónimo Sûlyar (nace de la tierra). Fueron los árabes quienes, hace siglos, introdujeron el cultivo de cítricos. Si hay algo por lo que es conocida la localidad de Sóller es por sus deliciosas naranjas. Su microclima peculiar hace de este fruto una verdadera delicia de sabor y dulzura. La historia de Sóller siempre ha estado ligada a la de sus naranjos.
Desde antaño ha sido calificada por sus habitantes como “una isla dentro de Mallorca”, al estar rodeada de montañas. También esconde un rico patrimonio en iglesias, monumentos, casas señoriales, museos y palacetes. Sus estrechas calles y su casco antiguo trasladan fugazmente al visitante a varios siglos atrás.
Sóller es, además, cuna de la arquitectura modernista en Mallorca. En sus calles se puede respirar el aire colonial de algunas casas palaciegas que construyeron los emigrantes que entre los siglos XIX y XX hicieron fortuna en América y, sobre todo en Francia, con el comercio de la exportación de naranjas. Desde el año 1905 y por orden del rey Alfonso XIII Sóller posee el título de ciudad.
El tren de Sóller
A comienzos del siglo XX, la ciudad, con su pujante industria y sus famosos huertos de naranjos, tenía la necesidad de terminar con el aislamiento que impedía su desarrollo. Había que atravesar la Sierra de Alfàbia para el transporte de viajeros y de mercancías. La conexión con el puerto y la ciudad de Palma, se hacían muy dificultosas. Era preciso tomar una diligencia y salvar un gran desnivel, el denominado “Coll de Sóller”, una carretera de tierra, estrecha y empinada, de 60 curvas muy cerradas.
En 1903 el industrial Juan Morell junto con el diputado provincial, Jerónimo Estades propusieron la construcción de un ferrocarril Palma-Sóller pasando por debajo de la Sierra de Tramuntana a través de un túnel. El ingeniero encargado del proyecto fue Pedro Garau. Lo hicieron público el 15 de noviembre de 1904 en el Ayuntamiento de Sóller, recibiendo el apoyo de los habitantes de la ciudad.
Las obras se iniciaron el 3 de junio de 1907. Comenzaron los trabajos de forma simultánea desde Palma y Sóller. El 30 de septiembre de 1911 llegó el primer tren de obras a Sóller, quedando inagurada la línea férrea de forma oficial en 1912.
El Ferrocarril de Sóller es una obra centenaria por la que parece no pasar el tiempo. Viajar en sus vagones de comienzo del siglo XX es una experiencia que nos permite transportarnos a otra época, a un mundo que giraba más despacio y en el que las cosas bien hechas eran sinónimo de éxito.
El tranvía
Poco después de que se comenzara con las obras del tren, surgió la posibilidad de alargar su trazado hasta el puerto. Pero no era posible atravesar el pueblo por el espacio que ocupaban las vías y se propuso la construcción de un tranvía de vía más estrecha que cubriese los 5 kilómetros que separan el núcleo de Sóller de su puerto. El tranvía entró en servicio el 13 de octubre de 1913.
El atractivo tanto del tren de Sóller como del tranvía se debe en gran parte, además de los espectaculares paisajes que atraviesan, a su maquinaria: locomotoras y vagones que son verdaderos monumentos sobre ruedas.