09 Dic Fornalutx, uno de los pueblos más bonitos de España está en Mallorca.
PEQUEÑO PERO CON CARÁCTER
Fornalutx es una de las poblaciones más visitadas de Mallorca. Está situada dentro del valle de Sóller, en pleno corazón de la Sierra de Tramuntana.
El pueblo de Fornalutx siempre ha tenido una estrecha relación con Sóller. En sus orígenes las dos poblaciones formaban un único municipio.
En el sigo XIX, hubo dos intentos de segregación. El primero en el año 1813 y el segundo en 1820, ambos sin éxito. No fue hasta el año 1837 cuando Fornalutx se declaró municipio independiente de forma definitiva.
Único y perfectamente conservado
Gracias a su singularidad, a la perfecta conservación de su Arquitectura Tradicional y a su entorno, a inicios de 2017 fue admitido en la Asociación de Pueblos más bonitos de España. Su entrada en este elitista grupo está más que justificada.
Fornalutx está considerado uno de los pueblos más bellos de España. Famoso por su interés paisajístico y arquitectónico. Forma un patrimonio de gran valor histórico y cultural. Ha sido galardonado con diferentes premios por su buen estado de conservación.
En 1983 se le otorgó la “Placa de Plata por el Fomento del Turismo de Mallorca y la Defensa y Mantenimiento de la Villa». Ese mismo año, de la Secretaría General de Turismo, obtuvo el “II Premio Nacional de Pueblos Embellecidos y Mantenidos de España». En 1995 se le otorgó el “Premi Alzina” por su labor en la protección del medio ambiente y la naturaleza.
Sencillo, austero y muy bello
Como villa, Fornalutx, constituye un conjunto arquitectónico de gran valor. Las calles y casas empedradas, la austeridad y la sencillez de las construcciones y ornamentación, constituyen un claro exponente de las típicas casas de montaña mallorquinas, reflejo de una forma de vida de otros tiempos.
Además es una población muy ligada a la agricultura. El cultivo del naranjo y del olivo, fue el motor de la economía hasta los años sesenta, y continúa muy presente hoy en día.
Hasta aquí han llegado artistas y personajes de otros lugares de Europa, fascinados por la belleza del paisaje y la forma de vida sencilla de sus habitantes. Algunos de ellos han establecido su residencia definitiva en Fornalutx.
Las Teules de moro
Una de las tipologías de este lugar es el arte popular de las tejas pintadas (teules de moro). Se trata de composiciones de dibujos realizadas entre los siglos XIV y XIX.
En el valle de Sóller es donde hay más edificios con tejas pintadas de toda Mallorca. En Sóller y Biniaraix se encuentran 56 edificios y en Fornalutx 28.
El contenido de los dibujos es variado. Podemos encontrar elementos geométricos, vegetales, componentes de la vida cotidiana, figuras antropomórficas, zoomórficas, temas religiosos, inscripciones y hasta refranes.
A parte del valor decorativo, las tejas pintadas tenían un valor simbólico, su objetivo era preservar y defender la casa y a sus habitantes de los males y desgracias que pudiesen acaecer.
El gran valor histórico de Fornalutx
En el centro de la población se halla la Torre de Can Arbona, del siglo XVII, erigida para defenderse de las frecuentes incursiones de piratas venidos de las Costas de Berbería (Argel) en busca de mujeres y niños para esclavizarlos y venderlos como botín. Esta fortificación hoy día forma parte de la Casa Consistorial.
La iglesia parroquial es otro de los edificios destacados de Fornalutx, originaria del siglo XIII de estilo gótico. Aunque ha sufrido numerosas reformas hasta llegar a su aspecto actual más propio del barroco. Con una sola nave, cubierta por una bóveda de medio cañón y capillas laterales.
Los orígenes de Fornalutx se remontan a la edad media. Resultado de la evolución de una primitiva alquería árabe, como nos lo indican sus calles más antiguas en la parte más alta del pueblo. Callejuelas estrechas y con un trazado irregular que presentan pronunciadas pendientes.
El paisaje
Las vistas al valle de Sóller, a la vecina alquería de Biniaraix y a las montañas de “els Cornadors”, son maravillosas. También te van a sorprender los huertos de naranjos y limoneros que embellecen su entorno.
Al atardecer, el sol descendente ilumina el valle en un rosa anaranjado, creando bonitos juegos de luz con sombras alargadas y contrastes ideales para fotografiar el paisaje.
“Los paisajes han creado la mitad mejor de mi alma“.
Ortega y Gasset, Filósofo y Ensayista.